¿Alguna vez has tenido una relación a distancia? Si eres estudiante universitario, es muy probable que sí. Según un estudio de 2018, el 75% de los estudiantes universitarios han tenido una relación a distancia en algún momento de su vida académica. Las relaciones a distancia son aquellas en las que los miembros de la pareja viven en lugares diferentes y no pueden verse con frecuencia. Aunque las herramientas tecnológicas como el teléfono, el correo electrónico o las videollamadas facilitan la comunicación, las relaciones a distancia son desafiantes y requieren un esfuerzo extra para mantenerse.
La decisión
La primera etapa de una relación a distancia es la decisión de intentarla o no. Esta decisión suele estar motivada por razones como el cambio de ciudad por estudios, trabajo o familia, el deseo de probar nuevas experiencias o la falta de compatibilidad con el entorno actual. Algunas parejas deciden romper en esta etapa porque creen que una relación a distancia no funcionará o porque prefieren explorar otras opciones. Otras parejas deciden darle una oportunidad y confiar en su amor.
La despedida
La segunda etapa es la despedida antes de separarse físicamente. Esta etapa suele ser emocional y difícil para ambas partes. Las parejas intentan aprovechar al máximo el tiempo juntos y hacer planes para el futuro. También es importante establecer límites y reglas para mantener la relación, como la frecuencia y el modo de comunicación, las expectativas sobre la fidelidad y la honestidad, y la forma de resolver los conflictos.
La transición
La tercera etapa es la transición después de que ambos miembros de la pareja se hayan separado. Esta etapa puede implicar negación o ocupación con aspectos prácticos de la vida sin la pareja, como el alojamiento, el trabajo o los estudios. La comunicación frecuente es clave para mantenerse informado sobre lo que ocurre en el día a día del otro y expresar apoyo y afecto.
La concienciación
La cuarta etapa es la concienciación, donde la pareja se da cuenta de la realidad de la distancia y sus consecuencias. Esta etapa puede suponer un cambio en la forma de relacionarse con uno mismo y con el otro. La pareja puede darse cuenta de que dependía demasiado del otro y que necesita aprender a ser más independiente y autónomo. También puede mejorar su gestión del tiempo y su comunicación, adaptándose a los horarios y las necesidades del otro.
Los celos
La quinta etapa es los celos, que son comunes en las relaciones a distancia. Un estudio de 2014 encontró que el 37% de las parejas a distancia experimentaron celos en algún momento de su relación. Los celos pueden surgir tanto de nuevas amistades como de amigos y familiares en común. Los celos pueden provocar inseguridad, desconfianza y ansiedad en la pareja. Para evitarlos o superarlos, es importante mantener una comunicación abierta y respetuosa, expresar los sentimientos sin acusar ni culpar al otro, y reforzar el compromiso y la confianza mutua.
La duda
La sexta etapa es la duda, donde las parejas comienzan a cuestionar la relación y su viabilidad. El tiempo sin verse cara a cara puede aumentar las dudas sobre el amor, la compatibilidad y el futuro de la pareja. Las dudas persistentes pueden poner en riesgo la supervivencia de la relación, ya que pueden generar desinterés, apatía o infidelidad. Para superar esta etapa, es necesario reavivar la pasión y el romance, recordar los momentos felices compartidos y tener una visión positiva y realista de la relación.
La validación
La séptima y última etapa es la validación, donde las parejas exitosas vuelven a encontrarse una y otra vez después de superar las dificultades anteriores. Esta etapa implica una comunicación abierta y honesta sobre los sentimientos, los problemas y las soluciones. También implica un reconocimiento del esfuerzo realizado por ambos y una valoración de la relación como algo especial y único. La validación puede fortalecer el vínculo y la satisfacción de la pareja, así como facilitar la transición a una relación presencial si se da el caso.