Los ataques al corazón son una de las principales causas de muerte en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren más de 17 millones de personas por enfermedades cardiovasculares, de las cuales más de 7 millones son por ataques al corazón. Un ataque al corazón ocurre cuando el flujo de sangre que lleva oxígeno al músculo cardíaco se interrumpe por un bloqueo en una de las arterias coronarias. Estas arterias se pueden obstruir por la acumulación de depósitos de grasa o placas que se forman en las paredes internas. Si una placa se rompe, puede provocar la formación de un coágulo que impide el paso de la sangre. Esto causa que una parte del corazón se dañe o muera por falta de oxígeno. Un ataque al corazón puede tener consecuencias graves, como insuficiencia cardíaca, arritmias o paro cardíaco, si no se recibe tratamiento médico a tiempo.
Síntomas de un ataque al corazón
El síntoma más común y característico de un ataque al corazón es el dolor en el pecho. Este dolor suele ser intenso, opresivo y persistente, y puede durar más de 15 minutos. El dolor puede irradiarse a otras partes del cuerpo, como el brazo izquierdo, el cuello, la mandíbula, la espalda o el abdomen. Sin embargo, no todas las personas experimentan el mismo tipo de dolor o lo sienten en el mismo lugar. Algunas personas pueden tener síntomas menos evidentes o atípicos, especialmente las mujeres, los ancianos y los diabéticos. Estos síntomas pueden incluir dificultad para respirar, náuseas, vómitos, sudoración, mareos o desmayos. Es importante reconocer los síntomas de un ataque al corazón y actuar rápidamente para evitar complicaciones mayores.
Cómo actuar en caso de un ataque al corazón
Si se sospecha que una persona está sufriendo un ataque al corazón, lo primero que hay que hacer es llamar a los servicios médicos de emergencia y solicitar una ambulancia. Mientras se espera la llegada de la ayuda profesional, se puede administrar una aspirina a la persona afectada, siempre que no sea alérgica o tenga contraindicaciones. La aspirina ayuda a disolver los coágulos y a mejorar el flujo sanguíneo al corazón. También se puede dar nitroglicerina si la persona tiene prescrita este medicamento para la angina de pecho. La nitroglicerina relaja los vasos sanguíneos y reduce la demanda de oxígeno del corazón. Una vez en el hospital, se realizarán pruebas diagnósticas como un electrocardiograma o un análisis de sangre para confirmar el ataque al corazón y evaluar su gravedad. El tratamiento médico puede consistir en fármacos para disolver los coágulos o para prevenir su formación, o en procedimientos invasivos como una angioplastia o un bypass coronario para restaurar el flujo sanguíneo al corazón.
Prevención de ataques al corazón
El riesgo de sufrir un ataque al corazón depende en gran medida de la genética y del estilo de vida. Algunos factores que aumentan el riesgo son la edad avanzada, el sexo masculino, los antecedentes familiares de enfermedad coronaria, la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes, el tabaquismo, el estrés y el sedentarismo. Para prevenir los ataques al corazón es fundamental adoptar hábitos saludables que mejoren la salud cardiovascular. Entre ellos se encuentran el ejercicio regular, una dieta equilibrada y la pérdida de peso si hay sobrepeso u obesidad. Se recomienda realizar al menos 30 minutos de actividad física moderada al día, como caminar, nadar o andar en bicicleta. La dieta debe ser rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y pescado, y baja en grasas saturadas, azúcares y sal. Además, se debe evitar el consumo de alcohol y de tabaco, y controlar el estrés. En algunos casos, se puede requerir el uso de medicamentos para reducir el colesterol, la presión arterial o la glucosa en sangre, o para prevenir la formación de coágulos. Estos medicamentos deben ser recetados y supervisados por un médico.