¿Alguna vez has tenido la sensación de que algo que recuerdas con claridad no coincide con la realidad? ¿O que un hecho histórico o cultural es diferente a como lo habías aprendido? Si es así, puede que hayas experimentado el “efecto Mandela”, un fenómeno que ha generado mucha curiosidad y debate en los últimos años.
El término “efecto Mandela” fue acuñado por la escritora e investigadora Fiona Broome en 2010, cuando descubrió que muchas personas compartían el falso recuerdo de que el líder sudafricano Nelson Mandela había muerto en prisión en los años 80, cuando en realidad murió en 2013. Broome se dio cuenta de que este no era un caso aislado, sino que había muchos otros ejemplos de memorias colectivas erróneas o distorsionadas.
¿Qué es el efecto Mandela?
El efecto Mandela se define como la discrepancia entre lo que una persona o un grupo de personas recuerda y lo que realmente ocurrió o es verificable. Es decir, se trata de una ilusión de la memoria que hace creer a las personas que algo es cierto cuando no lo es. El efecto Mandela puede afectar tanto a hechos históricos o culturales como a detalles más triviales o personales.
¿Por qué ocurre el efecto Mandela?
No hay una respuesta definitiva sobre por qué ocurre el efecto Mandela, pero existen varias hipótesis y mecanismos que podrían explicar este fenómeno.
Uno de ellos es la interferencia retroactiva, que ocurre cuando una nueva información altera o borra una información previa almacenada en la memoria. Por ejemplo, si vemos una película basada en un libro que hemos leído antes, puede que nuestra memoria del libro se vea modificada por la película.
Otro mecanismo es la confabulación, que ocurre cuando rellenamos los huecos o las lagunas de nuestra memoria con información falsa o inventada para darle coherencia y sentido. Por ejemplo, si no recordamos bien el nombre de alguien, podemos inventarnos uno parecido o asociarlo con otra persona.
Un factor importante que influye en el efecto Mandela es el sesgo de confirmación, que ocurre cuando buscamos o aceptamos solo aquella información que confirma nuestras creencias o expectativas previas, y rechazamos o ignoramos aquella que las contradice. Por ejemplo, si creemos recordar que Nelson Mandela murió en prisión, podemos buscar evidencias que apoyen esa idea, y descartar las pruebas que demuestren lo contrario. Además, el efecto Mandela puede verse potenciado por el fenómeno conocido como memoria colectiva, que se refiere al conjunto de recuerdos compartidos por un grupo social, como una familia, una comunidad o una generación.
La memoria colectiva puede influir en nuestra forma de recordar los acontecimientos pasados, ya sea reforzando nuestros recuerdos individuales o modificándolos para adaptarse al consenso grupal. Así, el efecto Mandela puede surgir cuando nos dejamos influir por lo que otras personas recuerdan, especialmente si son fuentes cercanas o autorizadas.
Ejemplos populares del efecto Mandela
- El logotipo de la marca Ford. ¿Tiene o no tiene un pequeño bucle en la parte inferior de la letra F? Muchos juran que nunca lo tuvo, pero lo cierto es que el bucle existe desde 1912.
- La canción “We are the champions” de Queen. ¿Termina o no termina con la frase “of the world”? Muchos cantan esta frase al final del estribillo, pero en realidad solo aparece al final del segundo estribillo. La canción termina con un “we are the champions” a secas.
- La posición geográfica de Nueva Zelanda. ¿Está al noreste o al sureste de Australia? Muchos la sitúan al noreste, pero en realidad está al sureste, y bastante alejada de la costa australiana.
- El Monopoly y el sombrero de copa. ¿El personaje que representa al juego lleva o no lleva un monóculo? Muchos lo imaginan con este accesorio, pero en realidad nunca lo ha llevado. Solo lleva un sombrero de copa, un bastón y un saco de dinero.
- La frase “Luke, I am your father” de Star Wars. ¿Es esta la cita exacta que dice Darth Vader? Muchos la repiten así, pero en realidad dice “No, I am your father”. La confusión puede deberse a que se añade el nombre de Luke para darle contexto.