El lenguaje es una herramienta fundamental para la comunicación humana, pero también es un fenómeno complejo y dinámico que se adapta a las necesidades y circunstancias de cada situación. Una de las formas en que el lenguaje se modifica es a través de los sonidos del habla, como las pausas, las disfluencias y los marcadores del discurso, que pueden parecer insignificantes o incluso molestos, pero que en realidad cumplen funciones importantes en la interacción verbal. En este artículo, analizaremos estos fenómenos desde una perspectiva histórica, lingüística y psicológica, y trataremos de responder a las siguientes preguntas: ¿Son los sonidos del habla simplemente hábitos difíciles de romper? ¿Tienen un significado más profundo que el que se les atribuye?
Fenómenos de vacilación: Los sonidos del habla
Los fenómenos de vacilación son aquellos sonidos o palabras que se producen cuando el hablante no tiene claro qué decir o cómo decirlo, como “mm”, “eh”, “como” y otros rellenos lingüísticos. Estas expresiones han sido consideradas históricamente como defectos o errores del lenguaje, que revelan falta de preparación, nerviosismo o inseguridad. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que estas disfluencias son muy comunes y frecuentes en el habla natural, y que no afectan negativamente a la comprensión ni a la credibilidad del hablante. Por el contrario, pueden tener funciones comunicativas útiles, como señalar al oyente que el hablante está pensando, buscando información o preparando una respuesta. Además, las disfluencias pueden ayudar al hablante a mantener el turno de palabra, a evitar interrupciones o a ganar tiempo para organizar sus ideas. Por lo tanto, los fenómenos de vacilación no son simples ruidos sin sentido, sino elementos del lenguaje con valor pragmático.
Marcadores del discurso: Más allá del significado literal
Los marcadores del discurso son palabras o expresiones que se usan para conectar o estructurar las partes de un discurso, como “bueno”, “entonces”, “a ver” y otros conectores lógicos o temporales. Estos marcadores no tienen un significado literal por sí mismos, sino que dependen del contexto, del tono de voz y de la relación interpersonal entre los interlocutores para transmitir un mensaje implícito.
Los marcadores del discurso cumplen varias funciones en la comunicación hablada, como dirigir el flujo de la conversación, asegurar la comprensión mutua, expresar actitudes o emociones, mostrar acuerdo o desacuerdo, hacer énfasis o matizar una afirmación. Por ejemplo, el marcador “bueno” puede indicar que el hablante va a cambiar de tema, a concluir una idea, a hacer una concesión o a introducir una objeción. Los marcadores del discurso son elementos esenciales para la coherencia y la cohesión del discurso, así como para la cortesía y la cooperación entre los participantes.
Significado y aprendizaje del lenguaje
Los sonidos del habla no solo tienen un papel comunicativo, sino también cognitivo y social. Los fenómenos de vacilación y los marcadores del discurso pueden ser indicadores de intención y relevancia para el oyente, que puede inferir información adicional a partir de estos elementos. Por ejemplo, un estudio realizado con infantes mostró que estos eran capaces de identificar objetos raros con mayor facilidad cuando el hablante hacía una pausa antes de nombrarlos, lo que sugería que la pausa era una señal de atención y novedad. Asimismo, las pausas sonoras pueden facilitar la adquisición de un segundo idioma, ya que permiten al aprendiz procesar mejor la información y retenerla en la memoria.
El uso apropiado de estos fenómenos también implica un conocimiento cultural y situacional del lenguaje, ya que no todos los contextos ni todos los interlocutores requieren el mismo grado de formalidad o familiaridad. Por lo tanto, los sonidos del habla son elementos significativos y relevantes para el aprendizaje y el uso del lenguaje.