Una sentencia firme que cierra un caso que conmocionó a la ciudad catalana
El pasado 15 de enero de 2025, el Tribunal Supremo español puso punto final a uno de los casos más impactantes de los últimos años en Cataluña al desestimar los recursos de casación presentados por Eva, Gema y Lucas, los tres condenados por el asesinato con alevosía de Raúl en julio de 2021 en Sabadell. La decisión judicial confirma las penas de prisión de 20, 23 y 20 años respectivamente, cerrando así un proceso que ha durado más de tres años y medio.
Los hechos: una madrugada de horror
La tragedia tuvo lugar la madrugada del 10 de julio de 2021, entre las 2:00 y las 2:30 horas, en una vivienda del centro de Sabadell. Los hechos probados revelan una planificación macabra: Lucas, armado con una palanca metálica, asestó al menos doce golpes brutales en la cabeza de Raúl, quien se encontraba confiado en el dormitorio principal de la casa.
La violencia no se limitó al interior de la vivienda. Cuando Raúl, gravemente herido, intentó huir, el agresor lo persiguió por las escaleras del edificio, continuando la agresión en los rellanos de los pisos hasta provocar su muerte por un «gravísimo traumatismo cráneo encefálico». Según el veredicto del jurado, la agresión fue «mortal de necesidad», es decir, destinada inequívocamente a causar la muerte.
La conspiración familiar
Lo que hace este caso especialmente perturbador es la participación coordinada de los tres acusados. Las pruebas demostraron que Eva, Gema y Lucas se habían concertado previamente para ejecutar el plan homicida. Eva, quien era pareja sentimental de Lucas y hermana de Gema, ejerció un «influjo psíquico idóneo y bastante» sobre Lucas para que naciera en él la voluntad de cometer el crimen.
Por su parte, Gema, que mantenía una relación sentimental con la víctima, desempeñó un papel clave al atraer a Raúl a la vivienda el día señalado para la ejecución del plan. Los mensajes de WhatsApp interceptados revelaron cómo las hermanas coordinaron los detalles: Eva comunicó a Lucas que su hermana «no aguantaba más» y concretaron que la acción se realizaría un viernes.
El encubrimiento: intentando borrar las huellas
Tras el asesinato, los tres participaron activamente en el encubrimiento del crimen. Envolvieron el cuerpo inerte de Raúl en una manta, lo trasladaron al interior de la vivienda y trataron de limpiar las manchas de sangre y restos orgánicos desperdigados por las escaleras del edificio. Este comportamiento posterior reforzó la conclusión de los tribunales sobre la premeditación y el carácter alevoso del crimen.
Un proceso judicial complejo
El caso siguió el procedimiento especial del Tribunal del Jurado, que en primera instancia condenó a Lucas a 17 años de prisión, a Eva a 16 años y a Gema a 20 años (esta última con la agravante de parentesco por ser pareja de la víctima). Sin embargo, la acusación particular, representando a Julieta, hija de Raúl, recurrió estas penas considerándolas insuficientes.
El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña estimó parcialmente el recurso y endureció las condenas: Lucas y Eva pasaron a ser condenados a 20 años de prisión cada uno, mientras que Gema vio aumentada su pena a 23 años. Esta decisión se basó en una revalorización de la gravedad de los hechos y en el rechazo de los criterios de individualización utilizados por el tribunal del jurado.
La controversia sobre los «malos tratos»
Uno de los aspectos más polémicos del caso fue el intento de la defensa de justificar los hechos alegando que Raúl maltrataba a Gema. El magistrado presidente del Tribunal del Jurado había considerado esta posibilidad como atenuante para reducir las penas, argumentando que existía una «duda razonable» sobre la existencia de estos supuestos malos tratos.
Sin embargo, el propio jurado había declarado expresamente «no probados» estos alegados malos tratos en seis preguntas específicas que se le formularon. El Tribunal Superior de Justicia fue contundente al rechazar este criterio, considerándolo «incierto e incorrecto» y señalando que la mera sospecha constituía «una agresión a los familiares de la víctima en la honorabilidad de la víctima».
Los testimonios revelaron una realidad diferente: varios testigos declararon que era Gema quien «insultaba a Raúl» y que las discusiones entre ambos giraban en torno a dinero que la víctima reclamaba a Gema. Raúl era descrito por los vecinos como una «persona bondadosa y cariñosa muy conocida y querida en la ciudad de Sabadell».
El último recurso: la casación ante el Supremo
Los tres condenados agotaron todas las vías procesales disponibles presentando recursos de casación ante el Tribunal Supremo. Sus defensas alegaron vulneraciones de derechos fundamentales, errores en la aplicación del derecho penal y defectos en la valoración de la prueba.
Eva y Lucas cuestionaron específicamente las facultades del Tribunal Superior de Justicia para modificar las penas impuestas por el Tribunal del Jurado, argumentando que había extravasado sus competencias. Por su parte, Gema denunció vulneraciones del derecho a la presunción de inocencia y cuestionó la aplicación de la agravante de parentesco.
La decisión definitiva del Supremo
El Tribunal Supremo, en una sentencia de 15 páginas, desestimó todos los recursos presentados. Los magistrados confirmaron que el Tribunal Superior de Justicia había actuado correctamente al revisar los criterios de individualización de las penas, especialmente cuando estos se basaban en hechos no probados que además resultaban lesivos para la honorabilidad de la víctima.
La sentencia del Supremo destaca que «la individualización realizada por el Tribunal de instancia es revisable en casación» cuando se emplean «criterios inadmisibles» o se establece «una cantidad de pena manifiestamente arbitraria o desproporcionada». En este caso, consideró que los nuevos criterios aplicados por el Tribunal Superior eran «razonables» y se basaban correctamente en «la gravedad del hecho».
Justicia para la víctima
Con esta decisión, las condenas quedan firmes: Lucas cumplirá 20 años de prisión, Eva otros 20 años, y Gema 23 años. Además, todos tienen prohibido acercarse a menos de mil metros de Julieta, hija de Raúl, durante diez años adicionales a sus condenas, y deberán indemnizar solidariamente con 200.000 euros a la familia de la víctima.
La sentencia supone el cierre definitivo de un caso que conmocionó a Sabadell y que pone de relieve la importancia de la justicia en casos de violencia extrema planificada. Para la familia de Raúl, especialmente para su hija Julieta, representa el final de un largo calvario judicial y la confirmación de que la muerte de su ser querido no quedará impune.
