Inicialmente, el alcohol se utilizaba en diferentes prácticas, rituales y celebraciones entre personas que lo producían para el consumo. De acuerdo a diferentes investigaciones: “el etanol como ingrediente activo de las bebidas alcohólicas ha sido producido y consumido por los humanos durante miles de años, en forma de fermentados y destilados; dando lugar a una enorme variedad de productos alcohólicos que forman parte de la cultura y tradición de muchos pueblos. El abuso de alcohol y consumo recurrente genera dependencia, denominada de manera corriente como ‘alcoholismo’ con sus correlatos de tolerancia, síndrome de abstinencia y pérdida de la capacidad de auto controlarse que puede requerir atención médica inmediata”. Los componentes del alcohol, la convierten en una sustancia toxica cuyo consumo recurrente provoca diferentes enfermedades de tipo médico. De acuerdo con diversos estudios: “El alcohol es una sustancia tóxica, inmunodepresora, arritmogénica, carcinogenética, teratógena y adictiva.
Su consumo excesivo continuado aumenta el riesgo de sufrir más de 60 trastornos médicos y psiquiátricos diversos. Algunos son causados totalmente por el alcohol, otros se producen por el efecto adictivo de la toxicidad del alcohol con otros factores de enfermedad (infecciosos, tóxicos, metabólicos, por hipovitaminosis, etc.). El alcohol contribuye a empeorar muy diversas enfermedades médicas, psiquiátricas y adictivas y, por tanto, va a interferir también en su tratamiento y su recuperación”.
Se afirma que: “El consumo de alcohol puede actuar como un medio de socialización, pues su ingesta afecta a las emociones y los procesos de pensamiento y juicio, creando una fase de euforia y excitación que hace más fácil entablar relaciones sociales”. A nivel físico, el organismo sufre diversas consecuencias a causa del consumo deliberado de alcohol. Ya que según la evidencia científica: “El efecto tóxico del alcohol afecta a diversos sistemas del organismo. En el aparato digestivo, una ingesta masiva de alcohol puede desencadenar una esofagitis, gastritis, pancreatitis aguda o hepatitis alcohólica aguda.
En el sistema hematológico la toxicidad del alcohol interfiere en la producción de hematíes, leucocitos y plaquetas. Sobre el sistema osteomuscular puede producir osteoporosis y miopatías y sobre el sistema endocrino puede disminuir la testosterona en los hombres y aumentarla en las mujeres. A nivel metabólico, puede producir hipoglucemia, hiperlipoproteinemia (de tipo IV y V), hipovitaminosis, alteraciones iónicas y diabetes secundarias a pancreatitis. A nivel dermatológico puede producir psoriasis, eccema discoide, acné rosácea y porfiria cutánea tarda”.
A nivel mundial el alcohol tiene diversas presentaciones para el consumo de las personas y se manejan diferentes ingredientes. De acuerdo a estudios: “En Perú, el principio activo: Alcohol etílico.
Características: Bebida presentada de diversos colores, graduaciones y procedencia.
Producción: Se produce a partir de la catalización de azúcares naturales presentes en los productos de los que se deriva, obtenidos por destilación y/o fermentación.
Presentación: Dependiendo del tipo puede llevar sobrenombres que se identifican con su procedencia y formas de preparación: ‘chela’, ‘wiscacho’, ‘wiskola’, etc. Generalmente se comercializa en botellas y latas en forma pura o combinada, con diferentes grados de pureza”.
A nivel Europeo y mundial, España es uno de los países que presenta mayor consumo de alcohol. De acuerdo a la evidencia: “El consumo de alcohol tiene una alta incidencia en nuestro medio, siendo España uno de los países con mayor consumo per cápita de alcohol, con 11,2 litros por persona y año. Según el último informe mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), España se colocaría ligeramente por encima de la media europea (10,9 litros al año) y muy por delante de las tasas mundiales, con 6,2 litros por persona y año. Así mismo, la prevalencia del consumo de alcohol en España es muy elevada”.
Según estudios actualizados, el alcohol presenta un alto consumo en las Américas, con aumentos considerables en hombres y mujeres. De acuerdo con la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (2019, p. 8) “El alcohol es una de las sustancias psicoactivas más comúnmente usadas en el mundo.