El consumo de alcohol y cannabis se han convertido en unas de las mayores problemáticas adictivas en los adolescentes y jóvenes a nivel mundial. Recientes estudios basados en la evidencia, demuestran que en las últimas décadas se han venido presentando incrementos alarmantes en el consumo de alcohol como droga legal y del cannabis como droga ilegal, generando en los adolescentes, afectaciones a nivel físico, mental, psicosocial y en las diferentes áreas de ajuste de los adolescentes: familiar, académica, laboral y social. Según estudios actualizados, se refleja una alta prevalencia en el consumo de bebidas alcohólicas, la variabilidad en la forma de consumo, frecuentes apariciones de adolescentes en estado de embriaguez y la incorporación de la mujer en el consumo habitual.
En la etapa de la adolescencia, los seres humanos adquieren aprendizajes, y se adquiere formación mediante la experimentación, lo cual determina gran parte del comportamiento en la adultez. Según la evidencia, cuando este periodo de vida se desarrolla en un contexto de interacción cultural, los cambios en comportamientos saludables pueden acentuarse y esto puede dar lugar a un inmenso potencial caracterizado por repercusiones negativas en la salud y bienestar de los adolescentes.
Actualmente el consumo de sustancias psicoactivas, entre ellas el alcohol y el cannabis, se han convertido en unos de los principales problemas de salud pública a nivel mundial, ya que afectan de manera significativa a consumidores y no consumidores. No obstante, la inmadurez psicológica y neurobiológica, provoca vulnerabilidad en los adolescentes ante los efectos de sustancias como el alcohol y el cannabis, con efectos inmediatos y de grandes magnitudes, generando consecuencias devastadoras a corto, mediano y largo plazo.
La edad de inicio en el consumo de sustancias como el alcohol y el cannabis, si se da en un inicio temprano, así como la confluencia de alteraciones en el área emocional, familiar, académico y social, establece una situación de vulnerabilidad peligrosa para el desarrollo futuro de una enfermedad adictiva y otros trastornos mentales.
Tener conocimiento de la magnitud del consumo de sustancias psicoactivas, legales como el alcohol e ilegales como la marihuana, y su relación con otras situaciones sociales y su variabilidad en el tiempo son de crucial relevancia para poder prevenirlo e intervenirlo.
Vale la pena resaltar el alarmante aumento de consumo de cannabis relativo a una disminuida percepción de riesgo, y de manera continua en el tiempo, el consumo de alcohol se ha catalogado como la droga principal de consumo en los adolescentes, y en consecuencia la que más daños graves genera y produce secuelas negativas en los adolescentes, su familia y la sociedad en general, sin respetar los diferentes cursos de vida ni género.
Interfieren en el alto consumo de alcohol, gran variedad de factores de vulnerabilidad psicológica, social y familiar, sumados a la accesibilidad por bajo costo, permisibilidad y publicidad engañosa e insistente, que convierten el consumo de alcohol en una situación de riesgo latente para el bienestar integral de los adolescentes.
Podemos concluir que la problemática de las drogas está afectando de diferentes maneras al mundo. Justamente, iniciando por el cultivo, siguiendo con la elaboración de drogas, narcotráfico, microcomercialización y consumo; la población de los países se ve expuesta a diversidad de afectaciones para diferentes dimensiones como la salud, la educación, la ecología, la economía y demás. Cuando son los adolescentes quienes inician el consumo, son más grandes los riesgos para la salud y otras consecuencias.
El consumo de alcohol es catalogado como una causa directa o contribuyente de diversas enfermedades, conductas de riesgo como el suicidio y los accidentes de tráfico, y por tanto constituye un importante problema de salud pública, dando lugar a notables gastos en el área clínica, social y económica.