Como clase trabajadora conseguir un préstamo a través de la banca comercial en México es, a veces, engorroso y hasta imposible de lograr. Quienes tienen esa necesidad y la única alternativa que encuentran a la mano es buscar y descargar una aplicación en sus teléfonos celulares, están a punto de convertirse en estadística de un tipo de fraude y extorsión relativamente nuevo en nuestro país, conocido como “doxing”.
El “doxing” es una nueva modalidad del crimen organizado en México enfocada al delito de extorsión, fraude y robo, cuyas víctimas potenciales las encuentra a través de aplicaciones (apps) de créditos exprés fraudulentos.
Y es un ciberdelito que, a nivel global, pudiera no ser tan nuevo, pero que en nuestro país es una ‘industria pujante’ de la delincuencia organizada que va en aumento porque se aprovecha, precisamente, de la necesidad económica de las personas y la falta de precaución que éstas tienen para con el cuidado de sus datos personales.
Todo comienza con un atractivo ofrecimiento (gancho), a través de las redes sociales, de “préstamos al instante” que se pueden tramitar desde cualquier aplicación de telefonía celular, siempre y cuando los usuarios estén de acuerdo en permitir el libre acceso a la información sensible en sus dispositivos móviles. Al no cubrir el monto del préstamo en el tiempo que los embaucadores lo requieren, los intereses de la deuda se elevan y se vuelven impagables,
Y es que, con el acceso a los aparatos móviles de los ciudadanos, previamente convenido para poder “liberar el recurso”, los ciberdelincuentes utilizan la información personal de sus víctimas para extorsionar, intimidar y amenazar con que serán expuestas en redes sociales o en sitios para adultos en los que amagan difundir las fotografías privadas que encuentren o incluso editan montajes con alto contenido pornográfico. En el extremo de los casos hay amenazas de embargo a sus bienes materiales y muerte.
Es tanto el acoso, la presión y la amenaza, que las víctimas, estresadas por este ciberdelito, pueden llegar a pensar en el suicidio como una salida a la cobranza violenta de las deudas contraídas y la difamación de que son objeto.
Así, con una captura de pantalla, Urbano Villa (nombre ficticio para proteger la verdadera identidad de la víctima que hace esta denuncia) ilustra todo el calvario que hoy sufre por haber cometido el error de enredarse con la aplicación electrónica (app) de JoyCredito, una entre cientos, tal vez miles, de “financieras” online fraudulentas que navegan impunemente en el inmenso océano de las redes sociales, sin que algún ente público o privado pueda hacer algo para frenar el flagelo.
“Eso me están cobrando y nunca me dieron nada”, afirmó preocupado el denunciante al compartir con el reportero la captura de pantalla correspondiente a un supuesto préstamo que, de 2 mil 500 pesos, se le disparó hasta casi 6 mil pesos.
“Si bien te va, te dan el préstamo, pero a la mala, con mañanas, porque si bien no te depositan lo que es, te cobran además una comisión por adelantado y a los 7 días ya quieren que les pagues todo.
“Lo peor de todo es que si no les pagas en el momento que te indican, te acosan e insultan, amenazan además que te van a boletinar, que te van a exhibir con todos tus contactos ilegalmente sustraídos de la base de datos e imágenes de tu celular.
“Más allá de todo eso, hay algo muchísimo más grave como lo es el hecho de que llegan al grado de manipular o editar tus fotos para tacharte de cualquier barbaridad y media que se les ocurra”, afirmó harto preocupado este hombre que no deja de mostrar su arrepentimiento por haber incurrido en semejante error que hoy lo trae con el Jesús en la boca:
“Sí, yo me metí con una (financiera en línea) que se llama JoyCrédito, y sí les iba a pagar, pero como me insultaron, me profirieron amenazas de todo tipo, los mandé a la fregada. Yo les contesté y una ejecutiva me ofreció disculpas por la mala actitud de sus empleados, ya no lo han hecho, pero ahora quieren que les pague hoy un monto de 5 mil 800 pesos y pues ahorita no los tengo”, puntualizó Urbano Villa.
Incompetente organismo oficial ante el flagelo de la apps fraudulentas
Para la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros el tema es muy delicado porque mucha gente cae en este tipo de engaño, pero que lamentablemente está fuera de la competencia de la Condusef, pues se trata de bandas y grupos criminales que no corresponden al sector financiero.
En el portal Fraudes Financieros, la Condusef ha informado que cada mes se registran hasta más de 180 víctimas de extorsión, fraude y el delito de ciberacoso diseñado por los operadores de apps fraudulentas que se caracterizan por la difamación en redes sociales, acoso y publicación de fotos, documentos, contactos y videos robados del teléfono celular de los afectados, para obligarlos a pagar.
Tan sólo en enero del año pasado se tuvo un acumulado de 123 denuncias al respecto, aunque ya para abril del mismo 2022 la cifra se disparó a 184 y durante mayo llegó a 116 casos reportados.
De acuerdo al portal de la Condusef, en los primeros cinco meses de ese año, 708 víctimas reportaron abusos y prácticas fraudulentas relacionadas con el nuevo formato criminal que, en cuestión de semanas, duplica o quintuplica los registros.
Las cifras de la Condusef evidencian un promedio de 141 fraudes mensuales en apps de créditos exprés, que tienen una relación directa con prácticas que podrían ser una evolución del “doxing”, pero en su versión más peligrosa y virulenta.
Por otro lado, de las denuncias que recibe la Policía Cibernética, el 60 por ciento corresponde a fraudes cometidos a través de las apps que comandan las bandas de criminales en dominios específicos que se extienden desde la Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León, hasta Tabasco, Puebla, Sinaloa, Querétaro y Guerrero.
Son como hongos que se reproducen en temporada de lluvias porque el promedio que se tarda la autoridad para bajar una aplicación fraudulenta es de 24 horas, pero al día siguiente aparece otra igual.