Santiago de Encantos y Pregoneros
Recorrer las empinadas avenidas y callejuelas de la ciudad más caribeña de Cuba invita a cualquier transeúnte a tomarse un refrescante Prú oriental, a bailar un rítmico danzón, o simplemente aplaudir los labios con un fuerte trago de Ron Añejo Santiago. Pero lo que sí podría ser una dicha de muchos, es encontrarse tal vez, por mera casualidad, con una de la típicas y hermosas mujeres santiagueras que adornan la deslumbrante geografía de la ciudad, con uno de esos pregones, que pintan de color y sabor todo aquello inimaginado al paladar humano. Bertha la Pregonera Mayor
El Origen Humilde de una Leyenda
Bertha Lidia Hechavarría Heredia: nuestra Pregonera Mayor, no responde a lo absoluto, es una de esas figuras o personajes reales que engalanan nuestros pasos cuando visitamos Santiago de Cuba. Oriunda de una comarca muy humilde, donde los frutos son como flores, no sólo defendía su profesión de curandera, si no que tenía como filosofía de vida que “Uno tiene que darse a querer por todo el mundo, hacer el bien, y olvidarse a quien”.
La Silueta de la Curandera
El Caney ya tenía una estrella protagonista, su sonrisa pícara, su jocosidad contagiosa y sus pasos firmes ante las cotidianas adversidades del presente, no la dejaron sucumbir. Su silueta de negra conga me hacían recordar aquellas muñecas negras que adornaban el altar mágico religioso de mi bisabuela. Su bata larga y colorida, sus collares multicolores, sus adornos extravagantes, y aquella gran canasta tejida coronaba su humilde cabeza dónde guardaba más de mil secretos.
El Sello de Bertha: La Canasta Mágica
La canasta de Bertha representaba su sello distintivo. En ella guardaba botellas con preparados medicinales de gran aceptación y utilidad. ¿Su principal ingrediente? Las yerbas y raíces que lograba sacarle ese zumo poderoso y las convertía en pura medicina para varias dolencias, para los riñones, próstata, estómago, afecciones de la piel. Y su más reciente experimento, un brebaje chismoso, que según la lengua de muchos, lograba levantar con altitud ese órgano reproductor tan valioso para la creación humana. Así lo pregonaba nuestra Bertha.
La Medicina en los Labios de una Pregonera
Bertha lleva el pregón en sus labios. Su exquisita improvisación rompe los estereotipos melódicos y la convierten en esa glamorosa criolla colonial pero moderna. Su quehacer diario ha logrado colarse en la atención de muchos y hasta en instituciones culturales condecorado su arte con disímiles premios y abrazos.
La Ascensión de Bertha en la Cultura Caribeña
Multipremiada en los festejos del carnaval santiaguero, protagonizó numerosas crónicas, prestó su voz para una novela de radio como lo fue “Mulata” transmitida por la emisora de su calurosa ciudad. Cada premio la enaltece. La convierte en un personaje clave en la cultura caribeña. Vale recordar el premio que le otorgó la reconocida mundialmente Casa del Caribe, consistente en una Mpaka, instrumento de adivinación en la Regla Conga o Palo Monte, en ocasión del XXX Festival del Caribe. Bertha ardía de emoción. Los nervios alterados calaban onda por arterias y venas. Siempre muy agradecida con su pueblo, con sus protagonistas.
Premios y Reconocimientos: La Trayectoria de una Estrella
Bertha nuestra Pregonera Mayor solía decir que sus pregones armoniosos en la picaresca de la jerga oriental y cubana ayudaba a reconfortar el espíritu de sus coterráneos, y a defender a cabalidad la tradición, las costumbres, los valores de un entorno que siempre había que rescatar.
La Esencia de los Pregones de Bertha
En una de esas tantas mañanas, el astro rey, cómo de costumbre, salía a romper los cueros y a enrojecer cualquier piedra que encontrase en el camino. La populosa calle Enramadas se oscurecía como un evento inusual. Desde una vivienda añeja por los años se escuchaba en el fondo una radio donde todo el que transitaba se detenía a mirar, a escuchar, a llorar.
Adiós a la Pregonera Mayor
Bertha. ya no está con nosotros. La voz pálida de aquel locutor de radio anunciaba que la Pregonera Mayor desaparecía lentamente. En el horizonte tres palomas blancas revoloteaban como dulces sueños hasta el infinito y más allá.
Tu espíritu vibrante transita aún por nuestras calles. Ya nadie te puede ver. Tu energía y presencia late en el aire. En esa alegría que nuestra ciudad regala a aquel que la visita y se enamora de tu voz.