A finales del año 1915 las calles parisinas le dieron la bienvenida a quien fuera toda una diva consagrada, Edith Giovanna Gassion. Mujer de baja estatura, poco agraciada, pero con una mirada perdida, triste y en ocasiones profunda, a la cual sucumbieron desde pequeños rufianes y artistas callejeros, hasta grandes personalidades.
Edith mantuvo una vida desenfrenada llena de vicios y conductas inapropiadas, que no la llenaban ni la hacían feliz, pero era la única que tenía y decidió, a pesar de tantos problemas asumirla y disfrutarla como parte de su esencia.
El abandono familiar, la convivencia dentro de un prostíbulo, la adicción a las bebidas y las drogas, la falta de afecto y afiliación que la llevo a mantener grandes amoríos, entre otras más, hicieron de la vida de Edith Piaf una vida caótica y tormentosa.
La infancia de Edith Piaf transcurrió entre la miseria, el abandono, la enfermedad, el prostíbulo que regentaba la abuela paterna, los circos ambulantes y las vicisitudes de las calles de Paris, su niñez se forjó en un ambiente lleno de carencias económicas y afectivas, conductas estas que la llevaron a ser la mujer que posteriormente fue.
Conocer a Louis Lepple dueño de un importante cabaret en el año 1935 la lleva a comenzar a visualizar su vida de otra manera cosa esta que no le duraría mucho tiempo pues al morir asesinado su benefactor queda desprotegida y acusada de asesinato. Destruida y sin riquezas vuelve a cantar en las calles de Paris, sintiéndose perdida decide seguir bebiendo de manera descontrolada, manteniendo relaciones afectivas con diversos hombres.
Es rescatada a finales de los años 1930 de las calles y del mundo de artista ambulante por Raymond Asso quien la ayuda a salir de la cloaca en la que se había convertido su vida, después de un duro batallar le enseñó nuevas técnicas vocales que hasta ese momento la artista no conocía. Su forma de vestir y de desarrollarse dentro de un escenario se modificó totalmente, haciendo de la Piaf una artista totalmente cambiada, Asso la llevó a alcanzar grandes éxitos dentro y fuera de Paris, bautizándola como el pequeño gorrión de Paris.
Su necesidad de afecto y tal vez las conductas vistas desde niña y asumidas como normales la llevaron a tener varias relaciones amorosas, pero no es hasta que llega a su vida el boxeador Marcell Cerdan que su vida pasa de un extremo a otro, enamorándose perdidamente de este deportista. Ambos durante un tiempo mantuvieron su relación en secreto pues él era un hombre casado y con hijos, pero la necesidad de verse continuamente era tan grande que en uno de los viajes de Marcell para encontrarse con la artista se produce un accidente acabando con la vida de este.
La muerte de su amado significó la frustración de todas sus esperanzas de felicidad, conllevándola a querer quitarse la vida, comenzó a beber y a drogarse de una manera descontrolada, provocándole grandes daños a su salud. Después de la perdida de Marcell su risa ya no fue espontánea, ya era una risa más bien fingida
A pesar de la tristeza y los golpes en su vida no dejo de interpretar sus canciones y siempre estuvo dispuesta a descubrir y ayudar a nuevos compositores, manteniendo siempre una conducta adaptativa. Su música y sentimiento seguían cautivando a cuanta persona la escuchaba.
A decir de Edith Piaf sus dos grandes pasiones eran los hombres y la música cosa q nunca dejaría. Aun enferma y sin fuerzas la artista siguió cantando y volvió a enamorarse de un hombre 20 años más joven que ella, Theo Serapo, aunque este amorío no le duro tanto tiempo pues producto de una cirrosis hepática en el año 1963 a los 47 años se apaga la carrera de esta artista, dejándole al mundo innumerables temas llenos de vivencias, sufrimientos y emociones.
Después de una existencia terrenal llena de tormentos, necesidades, conflictos, amores y desamores la artista fallece dejando así un sinfín de temas aun interpretados y estudiados por muchos artistas. La vida de esta gran cantante aun sigue dando de que hablar, por lo que su legado e historia siempre estarán presente.
La voz de Edith Piaf sigue y seguirá vibrando en el mundo y su tierra natal la recuerda como la diva que le dio vida a la Francia naciente del siglo XX.