La enfermedad de las vacas locas es el nombre popular de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), una enfermedad neurológica que afecta al ganado vacuno y que puede transmitirse a los humanos por el consumo de carne o productos derivados de animales infectados. Se trata de una enfermedad grave y mortal, que causa daños irreversibles en el cerebro y el sistema nervioso central. En este artículo, vamos a explicar qué es la enfermedad de las vacas locas, cómo se descubrió, cuáles son sus causas, síntomas, diagnóstico, tratamiento y prevención.
Historia
La enfermedad de las vacas locas se detectó por primera vez en el Reino Unido en 1986, aunque se cree que su origen se remonta a la década de 1970. Se sospecha que la enfermedad se originó por el uso de harinas animales elaboradas con restos de ovejas afectadas por una enfermedad similar llamada scrapie. Estas harinas se utilizaban como alimento para el ganado vacuno, lo que provocó la infección y propagación de la EEB entre las vacas. La EEB se convirtió en una epidemia en el Reino Unido en los años 90, con más de 180.000 casos confirmados y más de 4 millones de animales sacrificados para evitar su expansión. La EEB también se detectó en otros países europeos y del resto del mundo, aunque con menor incidencia.
En 1996, se identificó una nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (vECJ) en humanos, una enfermedad neurológica degenerativa que también está causada por priones (proteínas anormales). Se estableció una relación entre la vECJ y el consumo de carne o productos derivados de vacas infectadas por la EEB. Desde entonces, se han registrado más de 200 casos confirmados o probables de vECJ en todo el mundo, principalmente en el Reino Unido y Francia.
Causas
La causa principal de la EEB es la ingestión por parte del ganado vacuno de alimentos contaminados con priones procedentes de otros animales infectados. Los priones son proteínas anormales que pueden alterar la forma y función de las proteínas normales del cerebro y provocar su degeneración progresiva. Los priones son muy resistentes al calor, los desinfectantes y los procesos digestivos, lo que dificulta su eliminación e inactivación.
Síntomas
Los síntomas de la EEB en las vacas son difíciles de detectar al principio, ya que la enfermedad tiene un período de incubación muy largo, que puede durar desde meses hasta años. Cuando la enfermedad se manifiesta, las vacas presentan signos de alteración neurológica, como falta de coordinación, dificultad para caminar o levantarse, nerviosismo, agresividad o cambios de comportamiento. También pueden sufrir pérdida de peso, disminución de la producción de leche, cojera o infecciones del oído. Estos síntomas empeoran progresivamente hasta que la vaca muere o es sacrificada.
Diagnóstico
El diagnóstico definitivo de la EEB solo se puede realizar después de la muerte del animal, mediante el examen microscópico del tejido cerebral o el uso de kits de prueba que detectan el prión anormal. No existe una prueba confiable para diagnosticar la EEB en una vaca viva. Por eso, es importante aplicar medidas preventivas para evitar la propagación de la enfermedad y proteger la salud pública.
Tratamiento
No existe ningún tratamiento ni vacuna para la EEB. Una vez que una vaca está infectada con el prión anormal, no hay forma de curarla ni detener el avance de la enfermedad. La única opción es sacrificar al animal y eliminar sus restos siguiendo las normas sanitarias establecidas.
Prevención
La prevención es clave para evitar nuevos casos de EEB y reducir el riesgo para los humanos. Algunas medidas preventivas son:
- Prohibir el uso de harinas animales como alimento para rumiantes (vacas, ovejas, cabras), ya que esta es la principal vía por la que una vaca puede contraer la EEB al comer partes infectadas con el prión anormal.
- Controlar y rastrear el origen y destino del ganado bovino y sus productos derivados.
- Realizar pruebas obligatorias a todas las vacas mayores de 30 meses antes del sacrificio.
- Retirar y eliminar los materiales específicos considerados como riesgo (cerebro, médula espinal, ojos) tanto del consumo humano como animal.
- Informar e instruir a los productores ganaderos sobre las buenas prácticas sanitarias y veterinarias.
- Vigilar e investigar cualquier caso sospechoso o confirmado tanto en animales como en humanos.