Pareciera que el bendito tiempo quedara detenido, como en una de esas constelaciones celestiales que engalanan cualquier gusto visual por la belleza de la Madre Naturaleza.
No amerita ningún esfuerzo el poder deslumbrarse con esos ¨inequívocos detalles¨ que complejizan este real pero maravilloso lugar, escapado de un sueño. Su nombre…BARACOA distingue la región oriental de la bella isla de Cuba: joya afrodisiaca, destino perfecto para transeúntes que escapan del intenso frio de regiones natales o persiguen el encuentro singular, de descubrir paisajes inhóspitos, como bálsamos perfectos para el estrés, estimulantes ante el paladar de vivir unas vacaciones inolvidables en la Mayor de las Antillas
Baracoa, conocida con orgullo como la PRIMERA EN EL TIEMPO, por ser la primerísima villa de Cuba fundada en 1511 por el adelantando español Diego Velázquez, constituye un punto de referencia donde se combinan con la exactitud de un áspero pincel, el mar intenso del Caribe, desde el color pegajoso de su gente carismática que abundan por estos lares. Cuando llega el visitante un abrazo de montañas recibe y bendice a quien pisa sus tierras cálidas y firmes. Su arquitectura netamente colonial juguetea con los singulares y místicos valores naturales de su entorno. A cada paso, es frecuente encontrarse con la vista de senderos naturales, majestuosos macizos montañosos que rodean a la ciudad y la cubren de bosques bien conservados con una exótica vegetación y fauna casi endémicas.
Todos mencionan este lugar. Pululan por doquier como agua que fluye: AQUÍ NACE…EL MEJOR CHOCOLATE DEL MUNDO!!!
Sus playas cristalinas de arena oscura son resguardadas por cocoteros de inmensa altura ofreciendo una sombra sin igual. Pareciera una descripción paradisiaca perfecta. Pero todo no queda ahí. En esta geografía nace el nombrado Rio Miel. Embrujado por leyendas de indios, aborígenes, esclavos africanos, donde se narra la historia que al beber sus aguas, el bienaventurado quedara por siempre en esta comarca. Lo místico No solo queda ahí. Las huellas del antepasado, especialmente de los aborígenes, se pueden palpar en más de 50 sitios arqueológicos pertenecientes al legado cultural agroalfarero taino que se asentó siglos atrás. Cuevas inmensas muestran como galería a cielo abierto: imágenes y dibujos de cómo nuestros aborígenes lucían sus dotes artísticas, pura creaciones de arte. Un estupendo libro visual donde se relatan crónicas antiguas de los que fueron los primeros habitantes de esta Isla.
Recorrer estos senderos ecológicos como la Bahía de Taco y el Balcón de Iberia, resultan un encanto obligatorio a visitar. En la primera se puede recorrer sus aguas en bote alrededor de 2 kilómetros de la virgen y protegida ensenada. Escenario natural del manatí que habita de manera autóctona, conocido como la Sirena de Cuba; y otras especies de aves, peces y plantas arborescentes jamás vistas por ojos humanos.
A pie se recorren los cinco kilómetros del sendero de la Bahía de Balcón de Iberia, tributo patrio a la Madre España. En este atractivo singular se encuentra un salto de agua de veinticinco metros de altura.
La magia aun no termina, haremos parada en lo que denominaríamos el corazón de Baracoa: su YUNQUE.
La subida a esta elevación formada por mogotes y suelos ferralíticos donde predominan una exuberante vegetación de palmeras, jagüeyes, caobas y cedros. También ha sido refugio de pájaros carpinteros, tomeguines y del bello Tocororo, colorida ave considerada como El Ave Nacional. Por el camino es común cruzarse con campesinos que con sus arrias de mulo, cargadas de viandas bajan desde sus fértiles lomas hacia la ciudad. La sencilla hospitalidad distingue a la gente por acá. Al cabo de 5 horas de caminata y tras recorrer unos siete kilómetros se conquista la cima del Yunque. La agradable temperatura del lugar y la despampanante belleza que es posible apreciar durante la excursión desaparecen cualquier tipo de cansancio. Desde lo alto del Yunque, es esplendida la vista de la ciudad, el verdor de sus montañas con naturaleza casi virgen, y el punto exacto donde los ríos Duaba y Toa le entregan como preciado regalo, sus caudalosas aguas al océano Atlántico.
La experiencia es sencillamente inolvidable: Baracoa y su hermoso Yunque constituyen otra, de esas metas a alcanzar cuando pretendemos pasar días de buen gozo y una experiencia jamás vivida.
Me gusta mucho la narrativa de este articulo, es como si lo estuviera viendo. Ademss es fluido a la vista. Me encantaria visitar ese sitio de cuba. Felicidades para el creador de este trabajo. Graciss a la web