Las horas de descanso nocturno en los seres humanos son importantes para recuperar la fuerza y la energía, tanto interna como externa, que hemos perdido durante el día, las células y tejidos se regeneran en la obscuridad mientras atravesamos alguna de las fases del sueño, la No MOR (movimientos oculares rápidos) y la MOR. En la No MOR el cuerpo descansa físicamente, se subdivide en tres fases:
1. Es el paso de despierto a dormido, aún no estamos completamente dormidos y es fácil despertar por cualquier factor externo.
2. Aún no estamos profundamente dormido, pero es la fase más extensa y el cuerpo descansa y recupera el vigor.
3. El cuerpo se encuentra profundamente dormido.
En la fase MOR interviene la memoria, es la etapa de los sueños agradables o desagradables, conocidos como “pesadillas”.
Sobre el tema de la necesidad de dormir, se realizó una entrevista al Dr. Pacífico Gallegos Acosta, médico psiquiatra, ecuatoriano, quien manifiesta algunas especificaciones al respecto.
El cuerpo humano no deja de cumplir sus funciones mientras duerme, sin embargo, hay una serie de cambios considerados fisiológicos que dependen de la fase del sueño. Por ejemplo, en la No MOR se mantiene el tono muscular; se producen movimientos oculares, algunos pueden ser más lentos; los movimientos corporales pueden ser aislados o agrupados; hay mayor secreción de la hormona del crecimiento, de ahí la importancia de sueño en niños y adolescentes; baja la presión arterial; baja la temperatura.
Durante el sueño, el cerebro también continúa trabajando, es decir que mantiene sus funciones, pero a la vez se producen cambios importantes, por ejemplo, como ya se mencionó, hay una mayor secreción de la hormona de crecimiento, se realiza lo que podríamos llamar una función de limpieza que ayuda a conservar en nuestra memoria los hechos más importantes y a borrar los que no tienen mayor significado o utilidad, también se dan modificaciones en nuestro sistema inmune, el mismo que se beneficia cuando se cumplen las horas de sueño recomendadas.
Como ya se dijo, cada persona es diferente, por lo tanto, cada quien necesita un tiempo de sueño determinado, pero en general las horas de sueño se recomiendan básicamente de acuerdo a de la edad:
Bebés: 18 a 20 horas.
Niños de 4 a 9 años: 10 a 12 horas
Adolescentes: 7,5 a 8 horas
Adultos: en ellos hay un declive gradual a medida que avanzan en la edad, pero lo recomendable es que cumplan mínimo 6 horas de sueño
Ancianos: 5 a 6 horas.
Respecto al tiempo de descaso existe el problema de que algunas personas no pueden conciliar el sueño por diversas razones, estas pueden ser emocionales o físicas, en otros casos son señales de que la persona tiene diversos padecimientos. Las razones para no dormir no son las mismas en todas las personas, por lo tanto, el tratamiento para mejorar depende de cada individuo.
Es sabido que el insomnio es la dificultad involuntaria para dormir con tranquilidad, en el tiempo de descaso, el cuerpo y la mente adquieren un estado de relajamiento, pero hay personas que no pueden alcanzar dicho estado y no pueden dormir a pesar de tomar medicamentos, realizar actividades relajantes y contar con condiciones propicias; esta dificultad puede suceder por alguna razón específica, pero si esto sucede a menudo es porque la persona sufre de insomnio crónico, cuya consecuencia se refleja en el cansancio del día, falta de ánimo, falta de concentración, en general desmejora la salud; el complemento a este problema es el hecho de que la persona tampoco puede dormir durante bien durante el día.
Existen otros motivos para no dormir fácilmente, pueden ser factores externos del ambiente como ruidos, temperatura, luz, o enfermedades, molestias respiratorias, algún dolor, problemas gástricos, etc. En este caso no es que la persona no pueda dormir o no alcance el estado de relajamiento, sino que la molestia le despierta o es más fuerte que el sueño.
En cualquiera de los dos casos: el insomnio o la falta de sueño producida por alguna dolencia o realización de actividades producen alteraciones que, básicamente, serían las mismas, pero hay que considerar la clase de insomnio y en caso de que esté asociada a una enfermedad van a haber cambios o trastornos que dependan de la dolencia. En cambio, en alteraciones del sueño en las personas que trabajan en la noche se darán otra clase de cambios. Pero se supone que a la larga la alteración del sueño podría ser un factor de riesgo para padecer trastornos mentales.
Lo bueno es que se puede descubrir las causas del insomnio, si la persona acude a un especialista para que le realice una valoración médica y determine las causas que lo producen según eso proponer los correctivos, cada persona requiere un tratamiento específico; aunque existen diversas clases de insomnios y cada persona tiene reacciones diferentes, se puede realizar como una recomendación general tomar bebidas calientes, no consumir sustancias estimulantes como café o energizantes en la noche.
Para concluir se menciona algunos de los múltiples beneficios de dormir bien: se mantiene en buen estado la salud física y mental, ayuda mantener el peso adecuado, disminuye el riesgo de sufrir un infarto, hay mejor actividad mental de aprendizaje, propicia el descanso cerebral, mejora la memoria, ayuda a disminuir la tensión, recargamos las energías, entre otros. Se puede indicar que el descanso es tan necesario e indispensable como la alimentación para evitar futuros problemas de salud y molestias diarias causadas por el cansancio físico y mental que acarrea el insomnio, mientras que en al área médica se puede tratar cada uno de los aspectos generales que se mencionaron como un tema de estudio particular y detallado.