Los organismos modificados genéticamente (OMG) son una de las áreas científicas más controvertidas.
Mientras la ingeniería genética es ampliamente aceptada en aplicaciones médicas, como la insulina transgénica, el debate se acalora en relación a la alimentación y la agricultura.
¿Qué son los OMG? ¿Qué ventajas y desventajas tienen? ¿Qué riesgos y oportunidades plantean para el futuro? En este artículo, intentaremos responder a estas preguntas y ofrecer una visión equilibrada sobre este tema tan polémico.
Contexto histórico de la modificación genética
A lo largo de miles de años, los seres humanos han modificado genéticamente plantas y animales a través de la selección artificial.
Con cada generación, los genes se han pronunciado más, resultando en diferencias significativas en las especies domesticadas en comparación con sus contrapartes silvestres.
Por ejemplo, el maíz que conocemos hoy en día es muy distinto al teocintle, su antepasado salvaje. Lo mismo ocurre con las razas de perros, que se han diversificado a partir del lobo.
La modificación genética tradicional se basa en el cruce de individuos con características deseadas, esperando que sus descendientes las hereden. Sin embargo, este proceso es lento e impreciso.
Diferencias entre cultivos transgénicos y modificaciones genéticas tradicionales
La ingeniería genética permite elegir y modificar directamente características deseables en los organismos, eliminando la suerte asociada con la selección natural.
La principal diferencia entre los cultivos transgénicos y los modificados genéticamente de forma tradicional es que los primeros contienen genes de otras especies que les confieren propiedades específicas.
Por ejemplo, el maíz Bt contiene un gen de una bacteria que le hace resistente a ciertas plagas. El arroz dorado contiene genes de otras plantas y bacterias que le hacen producir vitamina A.
La principal preocupación radica en el flujo de genes, es decir, la posibilidad de que los cultivos transgénicos se mezclen con los tradicionales y les introduzcan nuevas características no deseadas.
Se han implementado medidas, como las semillas terminator, para prevenir la difusión de genes transgénicos, pero su uso ha generado controversia y se han abandonado en gran medida.
Seguridad de los cultivos transgénicos
A lo largo de más de 30 años y miles de estudios, se ha concluido que comer plantas transgénicas no implica mayores riesgos que consumir sus equivalentes no transgénicos.
Las preocupaciones sobre la toxicidad de las plantas transgénicas se basan en la perspectiva de diferentes especies y su capacidad de digerir ciertas proteínas. En general, se considera que las plantas transgénicas son seguras para los seres humanos.
Sin embargo, existen otros aspectos que pueden afectar a la seguridad alimentaria, como el uso de herbicidas o la pérdida de biodiversidad. Estos factores deben ser evaluados con rigor científico y regulados adecuadamente.
Impacto en la agricultura y el medio ambiente
El uso de cultivos transgénicos ha demostrado beneficios en la reducción del uso de pesticidas y en la protección de cultivos. También puede contribuir a mejorar la nutrición y el rendimiento agrícola en zonas con escasez de recursos.
No obstante, también existen posibles impactos negativos, como la contaminación genética, la dependencia económica o la resistencia de plagas y malezas. Estos efectos deben ser monitoreados y mitigados con medidas apropiadas.